Bomberas matanceras del siglo XIX


¿Bomberas matanceras del siglo XIX?

Menuda sorpresa se llevó Biolexis Ballester, historiadora del museo de Bomberos de esta ciudad de Matanzas, cuando Dignora Amiela Benelas, veladora de la Galería de Artes, le entregó una foto antigua en la que aparecen tres adolescentes del sexo femenino uniformadas de bomberas.

La entrenada mirada de Biolexis identificó que efectivamente, eran tres muchachas que no solo parecían mostrar orgullosas uniformes de bomberas, sino, que además, sus ropas mostraban las insignias del Cuerpo de Bomberos del Comercio de Matanzas, una institución que tuvo sus inicios en el distante 1884.

Lo interesante del caso es que la dueña de la foto identificó a su bisabuela, la del extremo izquierdo como Margarita Enríquez de la que contó que en efecto fue bombera voluntaria, una historia que, de comprobarse a la luz de una investigación con todas las de la ley, podría significar una revolución dentro del cuartel de Bombeos del Comercio de Matanzas y para la historia de esa arriesgada profesión que, al parecer, desde sus inicios, contó con la presencia femenina.

La conversación con Dignora Amieva, la bisnieta de Margarita, ratificó que en efecto, la tradición familiar cuenta que su bisabuela fue bombera, integrante de una brigada de mujeres que no solo fueron iniciadas como tales, sino que contaban con sus uniformes y distintivos, incluyendo las hachas de uso personal y los sombreros que, como requisito indispensable, se hacían a la medida.

Una revisión en detalle de la fotografía indica que los botones de los uniformes están numerados, como acostumbraban a hacer los bomberos de la época.

Ahora las pesquisas se enrumban, con la natural paciencia de la investigación histórica, a identificar con exactitud el tiempo de la fotografía, en perfecto estado de conservación, y otros detalles como la impronta de esas “tres orondas muchachitas”

A fin de delimitar si en verdad se trataba de integrantes del cuerpo de Bomberos de Matanzas o una de esas bromas de adolescentes que, inmortalizadas en imágenes fotográficas, son capaces al paso de casi un siglo, poner en ascuas al historiador más apasionado.

Sin embargo, no es consenso entre estudiosos de la historia matancera considerar como algo poco común que la mujer tomara tales determinaciones, por cuando la historia recoge actos inmortalizados por féminas cubanas que, por su magnitud han sido dignos de enaltecimientos.

“Recordemos la sublevación de la esclava Carlota, en el ingenio Triunvirato y un poco más distante, la labor de la yumurina Emilia Teurbe Tolón, quien a sabiendas de lo que se exponía, fue capaz de bordar en la complicidad de la alcoba que compartía con su primo, Miguel Teurbe, la primera enseña patria. No se asombre de lo que es capaz de hacer la mujer cubana”, sonrió con marcado orgullo, Biolexis Ballester, historiadora del Museo de Bomberos de Matanzas.

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